sábado, 12 de diciembre de 2009

Foto de familia

Un saludo significativo

Han pasado unos días desde la botadura de este majestuoso navío, Galeón Andalucía, y la emoción sigue siendo la misma. Ya está donde tiene que estar. En el lugar en el que un barco tiene su razón de ser. Y creo que se nos está escapando este aspecto, el ser. Muchas veces nos detenemos en mirar a lo lejos, desde fuera, sin otra intención más que la de observar, como quien mira tras la ventana de un tren. En cambio, proponemos dar un paso adelante; hacer un guiño antropológico e interpretar los datos que construimos con nuestra particular mirada; infectada, como no, de un bagaje universitario de teorías y paradigmas, en continuo crecimiento.


Este Galeón se ha ido forjando en Punta Umbría a base de trabajo, esfuerzo e ilusión por parte de todos. Desde el maestro de carpintero, Calvinho, a soldadores como Chucho o Javi; gente implicada en hacer realidad un proyecto que, como explicaba Juan M. Salas (Presidente de la Fundación Nao Victoria), “hasta hace unos días era un hecho intangible”. Pero no debemos olvidar que lo intangible, al igual que lo que podemos tocar, poseen sentido y significado para el individuo o una comunidad. De hecho, cuando supuestamente no éramos una realidad al 100% y nos hicimos la foto de familia hace unos días, saltó la emoción con aplausos y palmadas en la espalda de, “¡joder como nos está quedando el barco, Lolo!”. Es innegable que el trabajador de este navío –en cualquiera de sus facetas- se ha sentido vinculado con él en el proceso de construcción. ¿Cómo entender sino la expresión de los ojos de Rogelio, en la cubierta de combés, mientras el Galeón tocaba por primera vez el agua? Esa vinculación puede generar una sensación de identificación con el barco, como algo donde verse reflejado uno mismo. ¿No ocurre así con un grupo de amigos, la familia, o un territorio?


Lo que está claro es que en un día tan especial para un barco –el día de su nacimiento- son muchos los hechos que se producen, y es difícil llegar a cada uno de ellos. Situarse desde dentro, templar los nervios, y desarrollar la capacidad necesaria para discriminar lo menos importante, ayuda a ver la otra cara de la moneda. ¿No esto lo que proponen en ciertos manuales de etnografía? Si esto así, no entendemos la reiterada justificación que, desde la propia disciplina antropológica, se nos exigen para validar un proyecto como el nuestro. Quizás, como he escuchado en varias ocasiones en los pasillos y despachos de la Universidad, los antropólogos todavía no nos lo hemos creído del todo, y seguimos siendo nosotros mismo los primero en ponemos las trabas necesarias para seguir siendo una ciencia menor.

Sea como fuere, ayer por la noche -durante una de las guardias que me tocó realizar- leí de Ortega y Gasset una afirmación que me ayudo a seguir en este camino, “…lo que más vale de un hombre es su capacidad de insatisfacción”. Ejemplos de esto me encuentro en el día a día con muchos. Asumir la anterior afirmación y hacerla realidad, son tareas que el Galeón y yo tenemos pendiente; y que seguro que lo conseguimos.

Posiblemente os enterasteis en televisión, en radio, presa o por internet (http://www.youtube.com/watch?v=Ceg5DLDI-DM) que todo salió de la mejor manera posible. Sin incidentes. Ahora es el momento de Juan De la Villa (Maestro de jarcias) y su equipo, para que entren en acción y coloquen la guinda al pastel. Pero eso será en unos días, cuando estemos atracados en el muelle de levante de Huelva.

* Saludo: Se le denomina al movimiento que, de popa a proa, realiza un navío en el momento de la botadura al entrar en contacto con el agua.